Quienes
hoy se enfrentan a la producción de un cine de ensayo por parte del provocativo
autor de "Sin aliento", probablemente desconozcan sus antecedentes
como documentalista experimental durante aquellas jornadas del 68 que
inmortalizaron en los muros consignas como "la imaginación al poder".
Una película
como cualquier otra (1968)
Realizada con sus propios recursos por el autor de "La
Chinoise" para la TV
francesa, que finalmente no aceptó emitirla, se basa en el sentido de la
palabra (encendida al calor del Mayo Francés)
Su estructura es muy simple. El presente narrativo
transcurre en adyacencias de la automotriz Renault ocupada por sus
trabajadores, donde media docena de jóvenes - obreros y estudiantes -
intercambian puntos de vista generados al calor de las luchas en curso. Sus
rostros no se muestran porque están perseguidos por las fuerzas de seguridad.
Simultáneamente se intercalan imágenes de archivo en blanco y negro de carácter pre insurreccional, producidas
durante aquellas jornadas. Hacia su
desenlace, jóvenes y trabajadores confluyen, y cierra una placa que representa
la puja entre la franja azul y la roja
de la bandera francesa. Finalmente se impone la roja cubriendo toda la
pantalla.
Sus protagonistas semejan a los de la generación en la
que se formó quien escribe estas líneas: Tokio, Roma, París, Tlatelolco,
Córdoba.... Ha de haber alguna explicación más rigurosa que la mera imitación
de un médico de la pequeña burguesía rosarina abjurando de su clase y cayendo
en combate en la Quebrada
de Yuro para comprender semejante radicalización de las capas medias… que no
culminó cediendo paso a una dirección proletaria del proceso de emancipación. Acaso la
dictadura de los monopolios pauperizó a esos sectores expulsándolos del consumo
y llevándolos a reparar en los intereses comunes a la clase obrera. Sabe a poco
suponer que sólo se trató de una masiva rebelión ilustrada.
Me detengo en la determinación de Godard en ese momento
de su carrera, cuando ya era Godard, lo hago tiempo después de haber entregado
en la Embajada
de Nicaragua mi documental realizado en la tierra de Sandino con 200 dólares
proporcionados por mi madre… y reparo en los escasos recursos con que intenté
desagraviar la figura de Pasolini en Roma. Tal vez no estoy tan loco ni soy
un ermitaño, y para realizarse
plenamente sea imprescindible no aceptar mediación alguna entre nuestros más
bellos sueños y la espeluznante vigilia.
British Sounds
(1969)
Un filme absolutamente atravesado por la radicalidad de
los 60s, y estructurado en base a cinco secuencias claramente diferenciadas por
el desarrollo de una idea-fuerza por vez. También fue prohibida su emisión,
ahora por la TV
inglesa.
Pravda (1969)
A instancias de su colega Jean Luc Henri - maoísta como
él -, Godard se vale de un ardid consistente en aducir que estuvo en
Checoslovaquia durante la
Primavera de Praga y precisa financiamiento para editar las
imágenes captadas entonces. Así obtiene fondos de una productora norteamericana
para realizar esta demoledora crítica al revisionismo marxista soviético
mediante la combinación de trabajo de campo e imágenes capturadas de la TV estatal checa, sostenidas
por un imaginario debate entre Rosa Luxemburgo y Vladimir Lenin que habrá de
saldarse apelando a las Tesis de Mao. Se trata de un material de transición
entre el proto Grupo “Dziga Vertov” y su
constitución definitiva, que Godard termina solo. La realización toma del
maestro ruso más influencia de Kino-Glaz que de El Hombre de la Cámara. A esta altura
cabe destacar que, salvo honrosas excepciones – como la de dar voz a los
jóvenes rebeldes del Mayo Francés o a un líder Pantera Negra – buena parte de
esta producción se vale de una locución omnisciente que baja línea en nombre de
sus autores.
Viento del Este
(1969)
Un financista italiano convoca actores y realizadores del
cine contestatario contemporáneo (Gian Maria Volonté, Anne Wiaszemski, Glauber
Rocha, Jean Luc Godard) para realizar un filme de contrainformación. La mayoría
se va de juerga con el dinero en cuestión, pero Godard convoca a su socio Jean
Pierre Gorin, que no duda en fugarse del hospital donde se halla internado,
para comparecer al rodaje del que será el Manifiesto Fundacional del Grupo
“Dziga Vertov”. Con base en un guión del por entonces dirigente estudiantil
rebelde Daniel Cohn Bendit, la experiencia consiste en una sucesión de escenas
ficcionadas al aire libre, en un escenario exuberante y seudo tropical, por
parte de un elenco que se divide entre quienes representarán a las fuerzas del
sistema y a las de la Revolución. Todo
será locutado de manera rigurosa y prescriptiva , siguiendo la modalidad que ya
caracteriza al colectivo en cuestión , apuntando a desmontar los cimientos del
cine comercial y el seudo progresista confrontando los ejemplos de Vertov (a
quien se proclama como marxista genuino) y Eisenstein (a quien se define como
revisionista stalinista) A diferencia de un cine similar practicado por
entonces en el llamado Tercer Mundo, la película sólo apela a reconstrucciones
dramáticas de carácter satírico, omitiendo toda entrevista a verdaderos actores
sociales de la revuelta en curso. Y culmina con una secuencia en favor de la
lucha armada que describe diversas formas de construcción de explosivos
caseros, rematando con una parodia de fusilamiento a la burguesía.
Experiencia compartida - y luego abandonada - por Godard
con sus socios Leacock y Pennebaker. Este último firma como propio el producto final, cuyo montaje
no satisfizo al realizador suizo. Registro del movimiento juvenil rebelde en
USA, con epicentro en los Black Panthers. Se basa en algunas perfomances que
tienden a subvertir el orden establecido en espacios públicos como un colegio
de niños negros donde un actor irrumpe con uniforme del Ejército Confederado y
es interpelado por los alumnos como
símbolo del esclavismo, o un recital de rock improvisado en la terraza de un
edificio situado frente a la multinacional RCA, luego disuelto por la policía.
Resulta destacable la tensa entrevista a un airado Eldridge Cleaver, referente
contemporáneo de la comunidad afro, que se manifiesta harto de los documentalistas
y espeta a su interlocutor “tu formas parte de toda esa mafia”. El filme
culmina con una poderosa metáfora que parte del cartel Compañía de Demolición
Americana, mostrando el desguace en
cámara rápida de aquel edificio donde se ofreciera un concierto no autorizado.
Shick (1971)
Publicidad de crema de afeitar cuyo mérito mayor consiste
en la treta con que Godard y su socio
Jean Pierre Gorin obtuvieron financiamiento para llevarla a cabo,
proponiendo un proyecto irrealizable por mes
mientras cobraban un sueldo anual, para culminar realizando en un día (!)
un comercial que encima satiriza la gran estafa
del eslogan publicitario. ¿Batallas ganadas dentro del vientre de la
bestia? Desde una óptica sudamericana no pasan de ser travesuras de intelectuales contestatarios en países desarrollados.
Letter to Jane
(1972)
La destinataria de esta suerte de misiva audiovisual
es Jane Fonda, que por entonces acaba de
co protagonizar para Godard y Gorin el film
“Tous va bien”, junto con Ives Montand. A su vez, la actriz y militante
por la paz en Viet Nam acaba de regresar de Hanoi. Y de analizar minuciosamente
una foto suya aparecida en el magazine L’Express trata este film, realizado en
el tiempo récord de un día, mientras los fundadores del Grupo “Dziga Vertov” -
que generalmente no hallan mayores obstáculos a la hora de financiar sus obras
- revisan los sucesivos fracasos
obtenidos en materia de difusión televisiva de esos filmes, atravesando la que
habrá de ser la crisis terminal de dicha experiencia. Se trata de la más
detallada y feroz deconstrucción que pueda hacerse de una imagen, aquí
consistente en el plano medio nítido de la destinataria del mensaje, escuchando
con gesto culposo a un dirigente del Vietcong borroso y de espaldas a la
cámara. En el desarrollo de su argumentación los autores volverán sobre la
contradicción Vertov-Eisenstein considerándola ahora no tanto antagónica como
complementaria. Aunque se trata de un fotomontaje exclusivamente compuesto por
una sucesión de imágenes fijas intercaladas por placas negras (recurso
frecuentemente utilizado por el grupo cuando ya no alcanza con una imagen para
expresar un concepto), parecería el producto más potente y acaso eficaz de esta
saga.
Aquí y más allá
(1974)
Godard y Gorin estuvieron viajando varias veces a
Palestina durante la primera mitad del año 1970, con el objeto de ponerse en
contacto con Al Fatah y registrar a favor de dicha causa un filme a titularse
“Hasta la Victoria ”.
Mientras procuran en Paris financiamiento para terminarlo se desata la masacre
de dicho pueblo a manos de Jordania que se recordará como Setiembre Negro,
circunstancia en que tod@s l@s combatientes que oportunamente contactaran son
exterminad@s. Esto profundiza la desazón y el disenso al interior del colectivo
autoral. Por entonces Godard viene tomando distancia del maoísmo, y al cabo de
un prolongado lapso de reflexión se aleja de su histórico socio para reformular
y retomar el proyecto - ya disuelto el Grupo “Dziga Vertov” - con Jean Marie
Mevielle. Ahora el filme se interrogará culposamente acerca de cómo debería
contarse la Historia
mientras sucede, rezumando todo el desencanto del realizador suizo ante el
reflujo de las revueltas del 68. Godard estrena aquí una de las primeras
videocámaras Sony que entraron a Europa. El filme habrá de comparar las
circunstancias que boicotean el cambio social tanto en Francia como en el
Oriente Medio, rematando con la elocuente sentencia de que “el otro es el allá
de nuestro aquí”.
Como balance general positivo de toda esta experiencia
diré que se trata de una de las más atentas a las urgencias de la época y acaso
la que más haya insistido en una auto-interpelación acerca de contenido y
formas (“ya no hay más imágenes simples, sólo hay gente simple”). Y como
negativo tal vez corresponda concluir que, pese a sus nobles intenciones, la
aventura del Grupo “Dziga Vertov” ratifica la antigua limitación de que muchos
intelectuales contestatarios europeos lo son dentro del Primer Mundo, pero
incursionando en el tercero no trascenderán la condición de europeos. Refuerza
esta conclusión la desalentadora frase que acompaña las últimas imágenes de los
fedayines que en "Aquí y más allá" se aprestan a perder la vida en el
campo de batalla: “Como son revolucionaros simples hablan de cosas simples”. En
rigor de verdad, esos combatientes están intercambiando criterios acerca de
cómo atravesar el cauce de un río sin ser detectados por el fuego israelí.-
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