"Una
vez, cuando era estudiante, quedé con un amigo durante las vacaciones y
acordamos ir hacia la medianoche a invocar a Mefistófeles (...) No conocíamos
ninguna fórmula mágica ni ningún tipo de hechizo. Simplemente nos dirigimos a
un campo que acababan de cosechar y empezamos a correr arriba y abajo invocando
a Mefistófeles ¡Y se presentó! Primero
empezó a soplar el viento y nosotros nos tiramos a una cuneta al lado del
camino. Estábamos inmóviles encima de la hierba cuando un coche negro pasó silenciosamente
por la carretera. Se paró a veinte pasos de nosotros y abrió la puerta, como si
el que estaba sentado dentro (y nosotros no teníamos la menor duda de que se
trataba de Mefistófeles) nos invitara a entrar. El horror que se apoderó de
nosotros ni siquiera nos permitió movernos. Al cabo de un rato, la puerta se
cerró y el coche se fue".
Jan Svankmajer
("Para ver,
cierra los ojos")
Conociendo
El País de las Maravillas
A menudo sueño con mi madre,
a cuyo encuentro asisto en el sitio donde alguna vez fui inocente (la memoria
sólo guarda lo bello y lo espantoso) Cuando apenas despuntaba la década del 60,
ella me llevó a ver una muestra de marionetas del pionero de la animación checa
Jiri Trnka que por entonces exhibía
la Escuela Superior de Bellas Artes de
La Plata - sita apenas a cuadra y media de mi casa natal -, donde mi padre
estudiara escultura y mi hermana y yo cursáramos más adelante un bachillerato
especializado en plástica. Mis ojos de niño se extasiaron ante la maqueta
ferroviaria preparada para el alegato antibelicista de "El buen soldado
Svejk" (1955) Y debo confesar que revivo aquella epifanía cada vez que
visito el Museo de los Muñecos de la
República de los Niños, donde aún se conserva, para éxtasis de sus
visitantes.
En aquellos tiempos
cualquier niño estaba más familiarizado con la animación plana de carácter
gráfico (Ej.: "Blancanieves"), consistente en fotografiar
perpendicularmente y cuadro a cuadro figuras coloreadas sobre acetato aplicadas
encima de fondos opacos, cuya producción monopolizaban fundamentalmente las
factorías Disney y Walter Lantz ("Pájaro Loco") No abundaba pues en la TV la animación
corpórea (realizada con marionetas o bien modelando arcilla), de la que algunos
países de tras la "Cortina de Hierro" - como Checoeslovaquia - eran
especialistas.
De tan remota latitud
llegarían con el tiempo noticias de un artista demiúrgico que, al igual que el
rabino Loeb haciendo uso del Sagrado Nombre de
Dios animara en el Siglo XVI a El Golem de Praga, siguiendo los pasos
de su ya nombrado predecesor acometería el desafío de dar vida a cuanto objeto
se cruzara en su camino (que, al fin y al cabo, la palabra
"animación" deriva del latín ánima)
Señas de un alquimista
A diferencia de los
vanguardistas franceses, que fusionando dadaísmo y sicoanálisis dieron origen a
la corriente surrealista - encabezada por Breton en la poesía, Artaud en el
teatro, y Satie en la música -, más allá de que casi todos tuvieran
antecedentes comunistas, sus pares de Bohemia asumieron posturas mucho más
radicales, enfrentando por igual al fascismo como al stalinismo.
Jan
Svankmajer adhirió decididamente a esa postura, graduándose en la Facultad de
Marionetas de la Academia de Arte Dramático de su país durante el año 1954. Por
entonces ya realizaba grabados, collages
y objetos táctiles que más adelante incorporaría a su singularísima
filmografía.
Ingresó al cine en 1964,
tras la defección del realizador Oldrich
Lipský, a quien reemplazó al frente de un proyecto audiovisual.
Su vasta y originalísima
obra combina la técnica de marionetas, dibujos animados, imagen real, arcilla y
objetos diversos (piedras, pan, muebles, muros, esqueletos y cráneos, juguetes,
figuras de papel), como puede apreciarse en su imperdible versión de "Alicia": http://www.dailymotion.com/video/x1z5c21_alice-jan-svankmajer_shortfilms
Cultiva una estética
inspirada en lo grotesco, el humor negro, y el esoterismo, abrevando en
teatristas como Meyerhold o plásticos como El Bosco, Archimboldo, Dalí, Magritte,
De Chirico, Max Ernst y Giger, con
claras influencias metodológicas del Teatro Negro y colegas como Karel Zeman
o Jiri Barta.
En su narrativa es
apreciable un marcado gusto por la novela gótica y la literatura fantástica,
con predilección por autores como Edgar
Allan Poe, Villiers de L'Isle Adam,
Lewis Carroll, y Franz Kafka.
Oportunamente perseguido por
el régimen stalinista, cada vez que la censura levantaba su interdicción sobre
este maestro, él volvía al ruedo más oscuro y pesimista: "la civilización se ha convertido en una máquina que avasalla la
dimensión espiritual del hombre. El dinero es Dios y la manipulación es una
costumbre social", opina categórico.
Asomarse
a la obra de Svankmajer constituye un compromiso ineludible para cuantos se
animen a rasgar por un momento el velo de la realidad y atravesar esa grieta
para afrontar un universo inimaginable.
En conclusión, si los sueños
y el stop motion permiten revivir lo
inerte, aunque no pude ver a Svankmajer cuando visitó el BAFICI, conservo la
esperanza de que también me visite alguna de estas noches.-
A mi nieto Galo,
para que algún día
sea tan feliz como su abuelo.-
Una gran dosis de cultura que logra vincular muchas áreas, así el texto de Falcone nos permite desasnarnos y llegar a un mundo onírico, que es el ideal y al que más nos gusta acercarnos este profesor, en lo personal del grupo de élite que la UP tiene entre su staff. Ojalá la intitucion y los alumnos valoren a este "abre cabezas", para que sintiéndose reconfortado nos permita crecer día a día. Salud profesor Falcone, y que su pluma no se seque nunca, su admirador, Diego Pérez Lozano🙏
ResponderEliminarMil gracias por tu infinita generosidad, querido Diego,
ResponderEliminarde otro admirador.-
Parece ser característico de un "caldo de cultivo" óptimo para el desarrollo autoral en lo artístico, con sello propio, Checoeslovaquia. Que país enigmático, para ponerle el "Ojo"! Debe haber muchas obras interesantísimas y artistas que no se han llegado a conocer... Muy positivo que haya publicaciones que hablen de ese tipo de artistas, como el de este post que hiciste!
ResponderEliminar... Bueno, Kafka, de quien profundamente admiro -lo que conozco de su obra-, es de Checoslovaquia.
ResponderEliminarDefinitivamente, amiga.
ResponderEliminarY Svankmajer merecía ocupar su podio en este humilde sitial...