Me
resulta altamente sorprendente que a un
cinéfilo como yo, que ha vivido prefiriendo un cine de urgencia, lo conmueva
tan hondamente un existencialista
introspectivo como Tarkovski. Pero lo cierto es que a menudo reveo "La
infancia de Iván", "Solaris", "Stalker", "Nostalgia" (https://www.youtube.com/watch?v=C6_kBg3_g10),
y la descomunal (cómo pudo haber hecho semejante obra?) "Andrzej Roublev".
Su
filme póstumo, "El Sacrificio" se basó en la fusión de dos guiones de
su autoría: "La Bruja" y "La Ofrenda".
El
director ruso alguna vez confesó “soy más bien como un niño, que apenas se
dedica a percibir la realidad, más que a pensarla como un adulto”.
Interiorizarse
en semejante epopeya humana nos lleva a reflexionar acerca de cuánto mayor
esfuerzo exigió el soporte analógico a aquellos artesanos que debían
construirlo todo en forma corpórea: Armar un árbol concebido por el realizador, incendiar dos
réplicas prefabricadas de su primer hogar...
Tarkovski,
rodando en Suecia, pedía a su equipo de arte montar sobre el paisaje un
inexistente cerezo “blanco como la nieve”, a través de una traductora que
amortiguaba su furia cuando sus asistentes no le satisfacían debidamente.
Cuenta
la viuda que el hombre reconstruía una y otra vez en sus filmes la primera casa
bajo los pinos y junto al mar que compartieron en Rusia, de la que debieron
alejarse durante cinco años. Promediando el rodaje de la escena en que esta
debía ser abrasada por las llamas… se trabó la cámara. Eso no ocurre en
nuestros días, cuando tal circunstancia se resuelve mediante un paisaje
virtual. Aquello fue una verdadera tragedia para Tarkovski: Era la primera
línea de guión que había escrito. Pero la hizo reconstruir íntegramente en
pocos días. Y la versión definitiva se rodó precautoriamente a dos cámaras,
montadas una sobre el nivel de la otra. Todo el filme se apoyaba en dicha
escena. Antes de pedir “cámara”, el director besó la frente del protagonista,
su actor fetiche Erland Jossepson (el poeta suicida de "Nostalgia", el Nietzsche de Liliana Cavani, el marido en "Escenas de la vida
conyugal" de Bergman)
En
otro momento se lo escuchó manifestar en conferencia ante estudiantes: “Los
directores de cine pueden dividirse en dos categorías: Quienes se dedican a
reproducir el mundo que los rodea, y quienes están dispuestos a crear su propio
universo. Estos últimos son los poetas. Como
Bresson, Dovzhenko, Mizoguchi, Bergman, Buñuel, Kurosawa”.
Toda
la gravedad de la aventura humana se concentra en la obra de Tarkovski. Verlo
definir la ecualización del color de su último filme junto al gigantesco Sven Niqvist
en el lecho en que lo iba consumiendo el cáncer constituye una lección que sólo
ofrecen los grandes exponentes de la especie humana.-
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